Perú, y particularmente el Cusco, han sido importantes espacios para el poder y las políticas en América Latina desde los tiempos Incaicos. Luego de la invasión española, la entonces capital del imperio del Tahuantinsuyo, se convirtió en un lugar para la generación y construcción de discursos andinos de resistencia. Lima, por otro lado, una ciudad fundada por los españoles cerca al océano Pacífico y capital del poder virreinal, se sentía más atraída por seguir modas y tendencias europeas. A pesar de la preeminencia de Lima como la ciudad colonial más poderosa de Sudamérica, Cusco disfrutó cierta libertad gracias sus aislamiento geográfico en los Andes.

En ese contexto, antiguas noblezas Incas y mestizos gozaron de privilegios sociales e incluso tuvieron prominentes posiciones sociales tanto en el aspecto y civil y del clero, en contraste con Lima en donde incluso a los criollos se les hacía problemas para ascender. El ambiente favorable permitió que aparezcan sujetos con agencia.

Cusco se mantuvo como la segunda ciudad del poder y el conocimiento en el Virreinato peruano después de Lima: se fundaron escuelas y universidades para la élite andina regidas por órdenes religiosas, convirtiéndose en una ciudad de académicos e intelectuales.

Viendo la historia colonia e Incaica, Cusco fue muy importante, pero ¿por qué también lo es ahora?