El fuego arrasó con pinturas invaluables de Diego Quispe Tito, y con ello parte de nuestra historia, y recuerdos cusqueños.

Algunos detalles del 'cómo pasó', hacen que la situacion sea más surreal. La web de RPP narrá así algunos detalles del incendio de la Iglesia de San Sebastián en Cusco este último 16 de setiembre:

“Se ha quemado parte del patrimonio del Cusco. La gente tuvo que traer agua del rio Cachimayo y la compañía de bomberos ha trabajado arduamente pese a la falta de agua" (!!!)

Lo siento, Cusco. Lo siento, hermanos y hermanas, pero ahora que ya han pasado un par de días de lo ocurrido, esto no puede quedarse en llanto: es necesario pónerse la pilas, exigir políticas culturales de verdad: No basta con un Ministerio Cultura o Municipalidad Provincial que justifiquen su trabajo en pos del patrimonio cultural únicamente 'auspiciando' fiestas patronales o publicando 'libros' de iglesias coloniales junto a la foto del alcalde de turno si, precisamente, esas Iglesias en donde se toman las fotos o se auspician las fiestas no siguen un lineamiento sistemático para su conservación. Eso también implica tener los pantalones para exigirles a los dueños de los inmuebles que cumplan la ley, no importa que sean la Iglesia Católica o una multinacional hotelera.

Frente a estos hechos, también creo que es necesario repensar ese discurso auto-satisfactorio tan arraigado respecto al Cusco como 'Maravilla del Mundo' en donde creemos que todo va bien porque la 'visitan muchos extranjeros' y tal vez por eso no hemos exigido/hecho lo suficiente: Es más bien un milagro del Inca Pachacútec el que la ciudad no se caiga a pesar de su precario planeamiento urbano y cuidado. ¿Tienen que pasar cosas así de escandalosas para que recién se reaccione un poquito? Lo triste es que no es el único caso: mientras se contruía ese hotel Sheraton de 7 pisos en pleno Centro Histórico (el mismo que ahora atenta contra la denominación de Patrimonio de la Humanidad UNESCO de la ciudad) nadie veía nada. El botadero de basura de Ccorca, ubicado al lado de segmentos del Qhapac Ñan (Camino Inca), va ultrasaturado. Y la lista podría seguir.

Para eso es que sirven las políticas culturales, para eso sirven los estudios urbanos: Menos retórica y autobombo, más acción y compromiso de todos.

Estas palabras, posiblemente un tanto duras, brotan de todo el cariño que le tengo a una ciudad en la que tuve el privilegio de vivir, y que ahora me duele.